Era una oruga
muy sana
-nunca tosía-.
Era una oruga
muy sana
-sólo tejía-.
Sana y enana
la oruguita era
-sólo comía
hojas de morera-.
La oruguita
no quería ser lo que era,
lloraba y lloraba
lágrimas de seda.
Se escondió en su capulllo
para que nadie la viera
-llorar-.
La oruguita
no quería ser oruga,
quería ser otra cosa.
Su deseo fue realizado,
se convirtió en mariposa.
-¡Seré mariposa blanca,
porque al revolotear
quiero ser y parecer
palomita de la paz!
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