No lo olvidéis, mañana hay que volver al cole y os estaré esperando...
– ¡Pom, pom, pom! – llaman a la puerta.
– ¿Carmelo, estás ahí? – pregunta un compañero.
– ¡Oh, me he dormido! – exclama Carmelo–. ¡Qué bochorno! ¡Qué desconsuelo! Soy Carmelo, el barrendero, cada día limpio las calles con gran esmero. Pero anoche mis gemelos no nos dejaron dormir. Lloraron y lloraron sin parar porque los dientes les van a salir.
Mi mujer y yo no dejamos de cantar: “Duérmete, niño, duérmete ya, que si no tus papis no dormirán”.
¡Qué agotamiento!
¡Qué desesperación!
Al final se durmieron.
¡No pusimos el despertador!
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