CANCIÓN: "En primavera"
CUENTO: "El palacio de cristal"
Juanito estaba muy contento. El frío del invierno dejaba paso a un solecillo tibio y los días empezaban a ser más largos y alegres.
- Mañana empieza la primavera –le dijo Juanito a su amigo el duende, mientras abría la ventana -. Me gustaría saber cómo se las arregla la primavera para llegar cada año, sin faltar nunca.
- ¿De verdad te gustaría saberlo? –le preguntó el duendecillo con una enigmática sonrisa.
- ¡Pues claro que sí! –respondió el niño.
- Entonces, dame la mano, cierra los ojos y no los vuelvas a abrir hasta que yo te lo diga –ordenó el duende.
Juanito hizo lo que su amigo le pedía. Cerró los ojos y oyó cómo el duende pronunciaba unas palabras mágicas:
- ¡Fumi, fumi, fa!
Al momento, el niño sintió que se volvía muy, muy pequeño y tuvo la sensación de que subía muy alto, como si volara.
- Ya puedes abrir los ojos –le dijo el duendecillo al poco rato-. Hemos llegado.
Juanito abrió los ojos y miró a su alrededor. ¡Era increíble! Ya no estaban en su habitación, sino que se encontraban en un bosque muy extraño. No se oía el canto de los pájaros, ni el ruido del viento al pasar entre las hojas. Todo estaba muy silencioso. Además, hacía muchísimo frío y la nieve lo cubría todo.
- ¿Dónde estamos? –le preguntó al duende muy bajito, para no romper el silencio.
- Estamos muy cerca del palacio de cristal, donde viven las hadas Prima y Vera. Sígueme, vamos a visitarlas.
El duende y Juanito echaron a andar. Al poco rato, salieron del bosque. Y entonces, Juanito vio algo que lo dejó sorprendidísimo. Enfrente de ellos se alzaba un enorme y precioso palacio de cristal que brillaba al sol.
Cuando llegaron frente a la puerta, el duende llamó. Al instante, las puertas se abrieron y Juanito se quedó boquiabierto. Allí dentro, los muebles, la escalera, las lámparas, las puertas, todo era de cristal.
Pero no se acabaron aquí las sorpresas, Juanito oyó unas voces y se encontró frente a las hadas más bonitas que había visto nunca. Eran mucho más hermosas que las de sus libros de cuentos, o las que veía en la televisión.
- Ven –le dijo su amigo el duende-. Te voy a presentar a mis amigas las hadas.
- ¡Hola! Yo soy Prima –le dijo una de ellas sonriendo.
Tenía los cabellos rubios como el oro y tan largos que casi le llegaban a los pies. Llevaba puesto un vestido de color azul, tan suave que parecía de niebla y de lluvia. En su frente se veía una corona de oro y en su mano una varita mágica.
- Yo soy el hada Vera –le dijo la otra.
El hada Vera tenía el pelo tan largo como Prima, pero su color era diferente. Era negro como la noche. Su vestido verde brillaba con miles de gotitas de rocío. También llevaba una diadema de oro y su varita mágica.
El duende les explicó el motivo de su visita.
- Hemos venido porque Juanito quiere ver la llegada de la primavera.
- Pues habéis llegado en el momento justo. Vamos a empezar –le respondió Prima.
- Sí –dijo Vera-. Juanito, asómate a la ventana y verás cómo hacemos llegar la primavera al bosque.
Ellas salieron del palacio y, cogidas de la mano, volaron hacia el bosque. A su paso, la nieve se derretía, a los árboles les empezaban a salir las hojas, la hierba, que estaba escondida bajo la capa de nieve, salía de nuevo y las flores abrían sus pétalos al sol. Y aquel bosque frío y silencioso se volvió alegre y lleno de color.
Cuando volvió a casa, Juanito se sentía muy feliz. Ahora ya sabía cómo llega cada año la primavera a nuestros bosques.
DIBUJOS PARA COLOREAR: Prima y Vera
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