Desde el corazón,
me acerco hasta Belén,
lleno de alegría
donde sé que Tú, Jesús,
me esperas para darme un abrazo,
para regalarme tu vida.
Gracias, Jesús, porque caminas conmigo.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
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