Esta separación mutua niño-familia y la manera de cómo se resuelva será trascendente en el proceso de adaptación. También las profesores tendremos que adaptarnos: a sus particularidades, sus costumbres, sus ritmos, con un profundo respeto para posibilitar que el proceso de adaptación sea lo más gradual y fluido posible.
Los padres influyen a la hora de la separación: sus temores, sus expectativas, su seguridad o inseguridad… todo ello es captado por el niño. Si ellos viven con dificultad este momento el niño lo verá como algo inseguro y peligroso.
Las reacciones de los niños pueden ser distintas y el colegio ha de estar atento para ofrecer la respuesta adecuada a cada caso. Que un niño no llore no significa siempre que ya está adaptado.
A pesar de haber permanecido en una guardería o aula de dos años, anteriormente, el cambio de compañeros, espacios, dinámica de actividades y adulto a su cargo, entre otras circunstancias, supone para el niño un esfuerzo adaptativo importante que habrá que tener en cuenta siempre.
Debemos considerar que el niño en este período no puede distinguir entre un abandono definitivo y otro temporal, se encuentra con una situación tan desconocida como amenazante para su persona, situación que en algunos casos vivencia como un abandono. Es lógico que en tales circunstancias emplee todos sus recursos para defenderse y oponerse a este hecho. Recursos que pueden ser de dos tipos:
- En un primer grupo nos encontramos con los niños que lloran, patalean, intentan escaparse, pegar a los adultos o a los compañeros, no quieren comer, se niegan a dormir e incluso puede aparecer de nuevo la enuresis (hacerse pis). Todo esto va encaminado a mostrar su rechazo, llamando constantemente la atención de los adultos.
- Por otro lado está el grupo de niños que experimentan una reacción depresiva, el cual se sentará en un rincón, evitando la relación con los otros niños y con el adulto, refugiándose en su soledad o en el objeto que haya traído de su casa. Tenemos que tener presente este tipo de reacciones para no caer en el error de considerar que el niño se ha adaptado porque no llora, ni reclama la atención del medio, es evidente que este tipo de reacción requiere por parte del adulto una gran atención, sensibilidad, cuidado, apoyo y afecto para que supere esta situación y no caiga en una actitud apática que detenga su capacidad de relación si esta experiencia se prolonga.
En definitiva casi todos los niños pasarán por un período de adaptación más o menos largo hasta que recobren la seguridad en sí mismos y la confianza en el afecto y cariño que sus padres les profesan.
Desde el punto de vista pedagógico, este periodo, tiene una gran importancia, ya que depende de cómo lo viva, negativa o positivamente, dependerá su actitud ante la escuela, ante las relaciones sociales, ante los aprendizajes…
ALGUNAS RECOMENDACIONES PARA ESTE PERIODO
Para un mejor conocimiento de los procesos de cada niño, es aconsejable comenzar la entrada al colegio en periodos de tiempo reducidos y grupos de pocos niños/as para garantizar la buena adaptación tanto de los niños como de la profersora. Poco a poco, se va aumentando el número de niños/as en el grupo, así como el tiempo de permanencia en la escuela, hasta que se completa el horario escolar.
Fundamental para motivar la asistencia a clase, es programar actividades adecuadas y estimulantes para los niños, de forma que se vaya creando en ellos la necesidad de volver al día siguiente e incluso de permanecer más tiempo en un lugar que les satisface.
La organización de la dinámica de las actividades –individuales, en parejas, en subgrupos– al igual que su carácter –más tranquilas o más movidas– también debe ser tenida en cuenta considerando que algunos niños necesitarán juegos más activos con compañeros, otros se sentirán más cómodos participando de juegos más serenos, estarán los que prefieran el juego solitario o con una mayor cercanía del adulto.
Es necesario destinar momentos para el desarrollo de una actividad motriz más intensa, preferentemente en un espacio amplio interno o externo: juegos con aparatos, con grandes elementos o con cajas, túneles de tela, tablones a modo de plano inclinado, etc.; organización de juegos de persecución con o sin refugios; organización de circuitos (con mesas, sillas, bancos, tablones, etc.); algunos juegos tradicionales, etc. Asimismo, es importante incluir actividades más serenas, como cantar, escuchar cuentos, poesías, o jugar con títeres, entre otras.
En definitiva, las actividades que se desarrollarán durante este período de adaptación tienen el propósito fundamental de crear un ambiente lúdico y feliz para los niños. También pretenden:
Establecer un vínculo afectivo con la profesora.
Compartir con agrado las tareas grupales.
Conocer los diferentes ambientes del colegio.
En definitiva, las actividades que se desarrollarán durante este período de adaptación tienen el propósito fundamental de crear un ambiente lúdico y feliz para los niños. También pretenden:
Establecer un vínculo afectivo con la profesora.
Compartir con agrado las tareas grupales.
Conocer los diferentes ambientes del colegio.
CONSEJOS PARA LOS PADRES
Hablad a vuestros hijos del colegio de forma positiva. Transmitidles seguridad y confianza. No debéis asustarlos ni amenazarlos con el cole ni con la profesora. Acostumbradlo a ir solo al cuarto de baño. Animadlos a que mantengan contacto amistosos con otros niños en el parque u otros lugares de ocio. Despedidas cortas para no alargar el momento de ansiedad del niño. No engañarles. Es preferible decir adiós claramente y transmitirles la seguridad de que se volverá a recogerlos.
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